sábado, 26 de abril de 2008

Guía monumental de Medinaceli, Soria

Introducción a la historia de Medinaceli hasta la Edad Media

La situación estratégica de Medinaceli, paso entre las mesetas castellanas y el Valle del Ebro a través del Río Jalón, hizo que esta población tuviera gran relevancia desde tiempos inmemoriales.
Fue la celtibérica Ocilis, aunque este asentamiento no estaba exactamente en el lugar de la actual Medinaceli, sino que fueron los romanos, tras su conquista, quienes ocuparon el cerro actual.

Medinaceli se asienta en la superficie de un altísimo cerro troncocónico a más de 1.200 metros de altitud, lo que hacía de ella un lugar casi inexpugnable.
Fue importante ciudad romana, como lo atestiguan su famoso arco, los restos de las murallas y diversos mosaicos, algunos tan importantes como los que se han descubierto en la Plaza Mayor a pocos centímetros de la superficie. Medinaceli estaba en medio de calzadas que comunicaban Zaragoza con otras poblaciones del centro peninsular.

Más famosa se hizo Medinaceli en tiempos califales ya que esta población y fortaleza, perteneciente a la Marca Media de contención musulmana contra los cristianos, se hizo célebre por constituir la base de operaciones de las aceifas árabes contra Castilla, Álava, etc.
Se cree que el propio Almanzor fue enterrado aquí tras la incursión que lanzó contra el Monasterio de San Millán de la Cogolla en el año 1002. Según diversos historiadores, el caudillo árabe moriría en los alrededores de Borecórex y su cuerpo transportado hasta esta fortaleza.

En el siglo XV la ciudad recibe la condición de Ducado, al concedérsele este título al quinto conde de Medinaceli, Don Luis de la Cerda. Es por ello que a partir del siglo XVI Medinaceli comienza un periodo de esplendor que supone la eliminación de templos medievales y la construcción de otros edificios (religiosos y civiles) en estilos renacentistas, barroco, etc. como la colegiata, el convento franciscano de Santa Isabel, el Palacio Ducal, el hospital de Santa Catalina, la Ermita del Humilladero y numerosas casas y palacios blasonados.

Guía de Medinaceli

El Castillo
El castillo de Medinaceli se encuentra en el extremo oeste del cerro que ocupa la villa. Posiblemente es obra de los siglos XIII y XIV. Su estampa es algo sobria al encontrarse desmochado. Es una ruina consolidada.
Presenta forma aproximadamente cuadrada con una torre prismática en una esquina y cilíndrica en otra.
El Arco romano de Medinaceli se abre a los barrancos que llegan hasta el Valle del Río Jalón y es referencia visual desde larguísimas distancias.

Es un magnífico arco monumental de tres ojos que se ha considerado como arco de triunfo, aunque las últimas investigaciones arqueológicas lanzan la hipótesis de que se trate de una entrada monumental a la ciudad romana, puesto que se ha averiguado que la muralla romana estaba unida ha dicho arco.

La Plaza Mayor, con el edificio de la Alhóndiga y el Palacio
La magnífica Plaza Mayor de Medinaceli es una típica plaza castellana porticada de forma rectangular en la que se encuentran importantes edificios monumentales como la antigua Alhóndiga -obra del siglo XVII- con dos pisos de arcos y el Palacio Ducal obra capital de la arquitectura del siglo XVI.

La Colegiata de Nuestra Señora de la Asunción de Medinaceli
La Colegiata de Medinaceli es un enorme edificio del siglo XVI donde se combinan la arquitectura tardogótica con la renacentista. Se erigió en el lugar de una iglesia románica dedicada a Santa María.

Es un templo abovedados con crucería compleja. Tiene una gran torre campanario. En el interior destaca la sillería del coro y las verjas que cierran el Coro y la Capilla Mayor.

Arco árabe
De los restos de murallas romanas y árabes que se conservan en la villa de Medinaceli, destacan los fragmentos de lienzos situados al norte del cerro en que se asinta.
Es pecisamente en este sector donde se conserva una de las puertas, llamado Arco Árabe, aunque el arco actual es posterior, de arco apuntado gótico mudéjar.
Otros monumentos destacables del conjunto histórico de Medinaceli son el Convento franciscano de Santa Isabel, con portada adornada con el nudo franciscano, el Palacio del Marqués de Casablanca y la Ermita del Humilladero.

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